BIOGRAFÍA
MARIA ANTONIETA BELLERA GALEA
Nací en la ciudad de Valencia, estado Carabobo, República de Venezuela. Graduada a nivel de pregrado en la profesión de Abogado, egresada de la Universidad de Carabobo, en Venezuela, con estudios de especialización en Derecho Penal, ejerciendo en libre ejercicio la profesión de Abogado por más de 20 años, donde tuve la experiencia de ejercer como parte acusadora y en otras oportunidades como parte defensora. Mis estudios, conocimientos y experiencias en el área penal en Venezuela, me permitieron aplicar la psicología e inteligencia emocional a los clientes con el objetivo de llegar a la verdad del caso planteado. Siempre me he considerado una ferviente defensora de la justicia, de los derechos humanos y la igualdad de género, abogando por la correcta y justa aplicación de las leyes.
Mi historia
En el mes de septiembre del año 2002, fallece el amor de mi vida y padre de mi hijo; su partida inesperada me ocasiona un impacto emocional muy grande, empecé a experimentar estados de ansiedad, de miedo, de dolor, de rabia. Sentía que era injusto lo que me había pasado, empecé a sentir miedo hasta de conducir mi vehículo, tenía miedo de sufrir un accidente automovilístico y dejar a mi hijo solo, tenía sentimientos y emociones encontradas las cuales eran totalmente inarmónicas y negativas.
Mi vida cambió bruscamente, ya no me sentía con fuerzas para afrontar esa situación; sin embargo, al mirar a mi hijo de 2 añitos y escucharlo preguntar por papi y llamarme mami, me dio la fuerza y la fortaleza para continuar con mi vida, con mi profesión y entender que todas las personas tienen una fecha de nacimiento y una fecha de partida de este plano terrenal. Desde ese entonces no volví a ser la misma persona, sentía que me faltaba algo que nada, ni nadie podía llenar, no se trataba de beneficios materiales, económicos, tampoco era mi hijo a quien amo con todo mi corazón, ni mi familia, ni amigos, porque todos los tenía en mi vida. Seguía dentro de mí un profundo sentimiento de vacío, soledad y tristeza que a veces no lograba entender; desconocía por qué tenía esas emociones y sensaciones negativas que afectaban mi estado anímico y, por ende, todo mi entorno. Era como aparentar una vida feliz, cuando en realidad no me sentía así.
El día 13 del mes de febrero del año 2006, a las 7 de la noche decidí empezar con técnicas de respiración y entrar en el mundo de la meditación, era algo que sentía, mi alma me guiaba de manera natural y voluntaria. El primer paso que di fue quedarme en silencio y empecé a realizar ejercicios de respiración, cerré mis ojos y me quedaba por pocos minutos en neutro, es decir, con la mente en blanco. Comencé en ese momento a relajar todo mi cuerpo notando que esta actividad me permitía tener un punto de atención definido. Desde ese momento realizaba este ejercicio todos los días, formando un hábito de meditación por un lapso de 2 horas diarias antes de ir a dormir. Todos los días al levantarme me sentía con fuerza, empecé a sentir alegría una emoción que había perdido desde el fallecimiento de mi pareja, me sentía con mucho ánimo, mi salud era perfecta.
Quiero acotar que jamás hice cursos para aprender a meditar, ni apliqué técnicas de meditación sugeridas por ninguna persona, sólo me dejé llevar por la calma y relajación, cerrando mis ojos y respirando.
La respiración es fundamental para todo ser humano; entendí que inhalando y exhalando, asumiendo una posición cómoda para hacerlo, colocando la columna vertebral en forma recta y sin forzarla, logré realizar un ejercicio valiosísimo que contribuyó con mi relajación. Este proceso lo realicé en forma continua e ininterrumpida por 32 días, hasta que el día 33 vino a significar para mí la primera respuesta de que más allá de mi cuerpo físico y la vida terrenal que estaba viviendo, había algo más que tenía que descubrir dentro de mí y ese algo es sencillamente encontrarme con mi YO SUPERIOR.
Para mi encontrarme con mi yo superior, fue como un viaje donde dejé de estar consciente del mundo material, dejé de percibir el mundo que me rodea con los sentidos y me convertí en conciencia, donde, sencillamente me dejé llevar, soltando el control de mi cuerpo, el control de mis sentidos y de mis emociones, trascendiendo a un plano que me permitió entrar en un estado elevado de conciencia, como efectivamente ocurrió, descubriendo que todo en el universo está conectado, todo tiene un hilo de energía que nos une, que nos hace ser parte de un todo en términos generales.
Este hallazgo permite conectarte con el campo unificado y cuando llegas a este nivel, lo sientes y percibes de manera consciente, lo que conlleva a descubrir la parte más profunda de nuestro ser para luego entender ¿por qué estamos aquí?, y en mi caso ¿por qué estoy aquí? Fue a partir de este momento que empezó mi búsqueda, llegando a mí las sincronicidades, aparecieron cursos, talleres, libros y un largo camino de preparación de crecimiento personal y espiritual con grandes maestros como el Dr. Joe Dispenza, Dr. Bob Protor, Dr. Jeffrey Thompson, Fresia Castro, y su instructora internacional Maritza Rodríguez, así como Mabel Katz, y otros grandes formadores en el ámbito cuántico y la Ley de la Atracción, que permitieron mi formación como coach motivacional, técnico en Reprogramación Mental, pinealista y maestra en Ho’oponopono.